En la actualidad, ‘Innovación’ es la palabra que hace el llamado a las empresas a reinventarse o fortalecer su posicionamiento para no relegarse. Por ello, para vivir la Innovación dentro de una empresa es importante hablar de fomentar una cultura, que lleve a sus colaboradores a pensar diferente y proponer nuevas ideas que aporten en la generación de soluciones u obtención de valor. 

En consecuencia, la cultura de innovación juega el rol de establecer ciertos comportamientos y actitudes que apoyan la mejora de los procesos y metodologías de la empresa, donde todos crean ideas y posteriormente se hacen realidad. Para esto se requiere:

1. Alinear las estrategias organizacionales 

Antes de incentivar una cultura se debe establecer objetivos y una visión conjunta. Por lo tanto, la estrategia de innovación debe alinearse a la estrategia organizacional y a los objetivos comerciales, porque ayudará a empoderar a los colaboradores a pensar orgánicamente y fuera de la caja, fortaleciendo a los equipos para que cada día sean más maduros. 

Y así las empresas sobrevivirán a la competitividad del mercado, ya que se debe establecer estrategias de impacto y nuevas soluciones, fomentar la diversidad dentro de la organización y por consiguiente al crecimiento organizacional y empresarial, asegurando impulsar a la compañía a mejorar constantemente, avanzar e innovar. 

2. Armonizar a los equipos y líderes

Un error común es relacionar que la innovación es el acto de generar muchas ideas que se movilizan solas por ser novedosas. Pero esto no es posible sin establecer acciones sistemáticas que lleven a un movimiento continuo hacia una nueva forma de pensar sobre el negocio. 

Por eso, uno de los desafíos de la Innovación es realizar un cambio que fomente la creatividad, el pensamiento crítico y la experimentación. Así que la responsabilidad en fomentar la cultura de innovación debe ser de cada integrante, no solo de los equipos de investigación y desarrollo.

Un rol importante dentro de la cultura son los líderes, estos forjan un entorno de seguridad psicológica, la tolerancia al fracaso y la resiliencia, ya que en las etapas de un proceso de innovación se presentan ajustes, validaciones y cambios de perspectiva. En ocasiones, esto puede desanimar a los equipos de trabajo debido a numerosos cambios que puede tener una idea desde su concepción hasta el lanzamiento del proyecto. Por esta razón, es importante proporcionar espacios adecuados para construir y reconocer el esfuerzo de los colaboradores, generando compromiso y entusiasmo en torno a la innovación.

3. Implementar metodologías

Para que una organización pueda asegurar el éxito en la adopción de la cultura de innovación, es relevante implementar metodologías que la fortalezcan en sus empleados.

Estas deben fomentar el intercambio de ideas en espacios de colaboración interna y externa, permitiendo el debate desde diferentes perspectivas a las propuestas planteadas, desde asumir la posición de cliente para entender el problema con los dolores a solucionar, comprendiendo la oferta de valor del competidor hasta mejorarla.  

Por lo anterior, el entrenamiento al equipo de trabajo debe ir enfocado a proyectarse como emprendedores, sobre todo, cuando empiezan a pensar como si fueran los dueños del negocio.

En resumen, la innovación debe ser fundamentada por una buena cultura organizacional en donde se brinden herramientas con espacios que apalanquen las iniciativas de los colaboradores. De igual manera, incentivar a que las personas se atrevan a fracasar, a ponerse en los zapatos del cliente, donde cada iteración o validación de una idea es una oportunidad más para agregar valor, reduciendo el riesgo al error.

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